domingo, 2 de mayo de 2010

SEMANA 4 - ViSiTa Al PoPo



SEMANA 4- DANZA,MÚSICA, TRADICIONES...

Ya en el siglo XVI Sahagún hablaba de los ritos de fertilidad que practicaban los "hechiceros estorbadores de granizo", quienes con plegarias y movimientos corporales y de sus bastones mágicos alejaban -y alejan- el granizo y atraían -aún atraen- la lluvia a los cultivos. Vientos y nubes son sometidos hoy por los conjuros de los conocedores del tiempo, los tiemperos o graniceros, hombres y mujeres, de los pueblos cercanos al volcán, a quienes la gente les llega a pagar para que alejen granizo o atraigan lluvia; por ello también se llaman a sí mismos trabajadores del tiempo.Este don lo han recibido no por herencia de sus antepasados, sino del cielo o de la palabra. El tiempero es alguien que ha sobrevivido a la descarga de un rayo o quien, aún más explícitamente, es nombrado por el propio Gregorio Popocatépetl personificado, ese viejo que tantos dicen haber visto en el campo y en los pueblos aledaños al volcán.


Deidad de las montañas, de las aguas, de la fertilidad, Tláloc se asoció directamente con el Popocatépetl, que es montaña, que provee de agua, que propicia la fertilidad. El dominico Diego Durán escribió en el siglo xvi que "a este cerro reverenciaban los indios antiguamente por el más principal cerro de todos los cerros; especialmente quienes vivían alrededor de él... le hacían muy ordinarios y continuos sacrificios y ofrendas..." Por la misma época Sahagún escribió que sobre él los indígenas ofrecían sacrificios a los dioses del agua y que lo representaban modelado con pasta de amaranto.Varios adoratorios prehispánicos se han encontrado en el Popocatépetl, así como vasos con el rostro de Tláloc y pinturas rupestres de esa época y con el mismo tema.Las fiestas prehispánicas en honor de las deidades de la lluvia se realizaban entre el 2 de febrero y el 22 de abril de nuestro calendario, periodo ritual que coincide hoy con el de los tiemperos de Puebla, ya que el 2 de febrero se bendice la semilla y el 12 de marzo -cumpleaños del Popocatépetl- se realiza la ceremonia preparatoria o anticipatoria a la petición formal de la lluvia, la que ocurre el 2 de mayo.Junto con el tiempo, el lugar es la otra dimensión del rito al volcán: el crestón rocoso de unos 45 m de largo por unos 15 de alto conocido como "el Ombligo". Situado en el flanco oriente de la montaña, a 2 000 m del cráter y a 4 300 m de altitud, como única formación de piedra que rompe la gris monotonía de los llanos de ceniza, es por sí misma, en lo físico, un lugar mágico. Punto de encuentro entre el mundo del hombre con el inframundo y el plano celestial, este probable adoratorio prehispánico es casi un monumento al sincretismo, donde se reúnen por algunas horas los verdes frutos del agua con las tres cruces de madera que allí permanecen; las imágenes religiosas del catolicismo con los espíritus de los cerros y los volcanes.
Es 12 de marzo en el calendario, día de San Gregorio Magno; 7 de la mañana en el reloj, hora de la partida del tiempero a su compromiso. Al frente del grupo de familiares y vecinos de su pueblo llega al Ombligo el tiempero, líder espiritual de la comunidad, quien, después de quitar del área ritual los restos de objetos de la última ceremonia, se dirige al volcán con rezos entre murmullos. Tras cubrir con flores rojas las tres cruces de madera que allí se encuentran, va colocando sobre un mantel de colores y con toda ceremoniosidad, cada una de las frutas y verduras que se ofrendan a la montaña; los panes y las tortillas; las botellas de tequila, de brandy y de cerveza; el cirio y las veladoras. Entre los aromas prehispánicos del copal, el tiempero levanta la cazuela con guisado y eleva sus plegarias para ofrecerlas al volcán (en ocasiones se ofrenda también la sangre de un guajolote). Al final, los regalos, los objetos que Gregorio Chino solicita al tiempero cada año se le entregan. En una ceremonia similar del cumpleaños de Rosita Iztaccíhuatl, el 30 de agosto, le ofrendan a la volcana ropa interior femenina, aretes y zapatos.
Ofrecida ya a la deidad volcán su abundante comida, el tiempero y su gente pueden repartir la suya, junto a una fogata y entre nubes que llegan y pasan por este techo de México. Después, el tiempero dirige la danza ritual de los listones o Danza de las Cintas. Al son de su armónica los mayordomos y las mujeres del pueblo van entrelazando los listones de colores, símbolo del arcoiris, sobre un mástil de madera. Tejer los listones en esta variante de una danza de fertilidad, muy extendida en México y realizada también en Europa, es un encargo que el volcán hace al tiempero y que él cumple cada año. En la trama de listones formada puede "leer" cómo vendrá el tiempo para los meses posteriores. Al terminar los rezos de despedida, el tiempero agradece y comienza el largo regreso.
[El resto del material visual y sonoro se publicará en la siguiente entrada]

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