domingo, 2 de mayo de 2010

¿Y QUE HAY ACERCA DE LA MULTICULTURALIDAD E INTERCULTURALIDAD?


A medida que el proceso de una economía global avanza, las condiciones de vida mejoran en casi todos los países. Sin embargo, los más beneficiados son los países desarrollados y sólo algunos (muy pocos) del denominado Tercer Mundo. El sistema genera riqueza y prosperidad sin precedentes, pero no para todos: los países ricos son cada vez más ricos y los pobres cada día más pobres.
Las instituciones financieras internacionales, como el FMI, la OMC y el BM, son la punta de lanza de la globalización, empeñadas en derribar barreras comerciales a toda costa y estar al servicio de los intereses de las grandes empresas, sin tener en cuenta el respeto al medio ambiente, los derechos humanos y los derechos de los trabajadores.
Así, a causa de las deudas que contraen con ellas los países pobres, crean miseria y dependencia económica donde no la había. Muchos de estos países sobreviven a base de monocultivos destinados a la exportación, cuyo valor depende de la fluctuación de los precios de mercado, precios fijados por unas pocas empresas que controlan todo el mercado. Una sola caída de precios basta para empobrecer a todo un Estado. Más aún, el hecho de que los países pobres, muchos herederos del colonialismo, dependan de la mano de obra barata para ser competitivos supone condiciones de trabajo muy esclavas, cuyos principales perjudicados son niños y mujeres.
Además, esta el hecho de que la emergencia de estas organizaciones supranacionales pueda acabar suplantando el poder de los gobiernos alimenta la idea del déficit de democracia en la toma de decisiones clave. El fenómeno sociológico de la globalización también es altamente criticable por lo que pueda implicar de pérdida de la identidad de los pueblos y de su cultura.
Estudiando pues la globalización, sus flujos e interactividades y sus “escenarios preponderantes”, se vence el pensar nacionalidades y la multinacionalidad, la organización de dichas interdependencia es la “autonomía de la multiculturalidad”. Estoy consciente de que esta autonomía, como cualquier otra figura de organización política, despliega dentro de condiciones económicos particulares, diferentes para clases de una sociedad, poblaciones urbanas y rurales, para países y continentes. No es de sorprender entonces, que las observadas situaciones multiculturales se distinguen por sus culturas materiales, espirituales y físicas; y las demandas a la autonomía son diferentes en cada situación.
Para la gran mayoría de las culturas, o pueblos, etnias y movimientos sociales, mas que la experiencia de la multiculturalidad, su demanda ha sido una lucha para la soberanía, que contempla demandas de autodeterminación, no solamente en lo político sino en todos aspectos. Hablar de autonomía es, pues, el reconocimiento de los pueblos originarios en sus propios espacios vitales, la aceptación de la nocion Estado-pueblo y la continuación de la lucha para espacios vitales colectivos e independientes del sistema oficial, justamente para escapar los mecanismos de la explitacion y crearse condiciones para un desarrollo. Estas luchas, estos esfuerzos diarios, son mas que resistencia frente al poder, son también sabiduría y creación. Si a estos grupos nos referimos con el termino multiculturalidad, y le damos carácter de colectivo como organización política y/o social, entonces encontraremos limites objetivos y limites subjetivos de la colectividad.


Por otro lado, ha aparecido un nuevo término “interculturalidad o interculturalismo” cuyo origen parece motivado por las carencias de los conceptos de multiculturalidad y multiculturalismo para reflejar la dinámica social y para formular el objetivo de nuevas síntesis socioculturales.
Las primeras formulaciones respecto a la interculturalidad, como propuesta de actuación, surgieron en el campo educativo. La escuela como campo de intensa interacción, se hace evidente la insuficiencia del pluralismo entendido como suma o coexistencia de culturas.
La noción de interculturalidad introduce una perspectiva dinámica de la cultura y las culturas. Pretende disminuir los riesgos de esencialismos, etnicismos y culturalismos. Se centra en el contacto y la interacción, la mutua influencia, el sincretismo, el mestizaje cultural, es decir, en los procesos de interacción sociocultural cada vez más intensos y variados en el contexto de la globalización económica, política e ideológica y de la revolución tecnológica de las comunicaciones y los transportes. Uno de los debates que origina la interculturalidad es el hecho de que la interacción no se da la mayoría de las veces en un plano de igualdad sino de desigualdad, dominio y jerarquías etnoraciales, junto con los sistemas de estratificación de clase y género. También se debate cómo se puede construir una nueva síntesis cuando los grupos que deben participar en ello son por lo general grupos dominantes o dominados, mayorías o minorías.
Están apareciendo sugerentes concepciones interculturales en el ámbito de la teoría y la práctica de la mediación. La naturaleza de la mediación como intervención de terceros para apoyar a partes involucradas en conflictos se vuelve más compleja cuando se incorpora la variante cultural a muy distintos niveles: la diversidad étnica, religiosa, etc. de las partes; la propia cultura del mediador o mediadora; la influencia de los factores culturales en la relación establecida y en el contenido del conflicto, etc.
La adaptación de las instituciones y los profesionales al entorno multicultural (hospitales, escuelas, judicatura, etc) es uno de los campos de mayor desarrollo práctico de formas de intermediación cultural.

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